PEDAGOGÍA en el ballet- La paciencia infinita

En el centro me encuentro con alumnos que me dicen «Gracias por tu paciencia, Lorna». Y no deja de sorprenderme que interpreten que tengo paciencia con ellos, cuando sólo estoy acompañando el proceso de aprendizaje normal. A menudo lo profesores son personas exigentes e impacientes con sus alumnos sobretodo en la danza clásica. Pero esta estrategia esta errada. ¡Te explico porqué!

Profesor y alumnos partimos de la misma base.

En el Estudio Lorna Gil partimos de la base de que el estudiante está deseoso de lograr su meta y  se esfuerza.Y es su única obligación para llegar a la meta. La obligación de los profesores es de exprimir sus conocimientos para que este alumno pueda lograr sus metas.

A veces no se puede avanzar, porque el cuerpo tiene sus formas (huesos) que no permiten ese movimiento. En otras ocasiones se trata de tensiones musculares involuntarias ( y que por ser involuntarias no tenemos control sobre ellas, ni alumno, ni profesores). A veces son órganos estresados que limitan los movimientos. ¿Quien no ha tenido una colitis y no puede ni estar derecho?

pedagogía en el ballet

Así que partimos de la base de que ambas partes están haciendo su máximo. Si no ¿Para que estamos en clase? Y si no sale…Es el profesor que tiene que seguir buscando las razones y las soluciones, que para eso tiene más experiencia en la materia.

Gracias a verlo así, hemos buscado y añadido herramientas que facilitan el aprendizaje y con los años tenemos un Método de éxito para aprender ballet a cualquier edad y desde cualquier punto inicial.

Mi vivencia como alumna en clase de danza.

Yo también he estado atascada en clase. No os cuento cuanto tardé en tener un poco de balón en mi salto. No me despegaba del suelo. Mi profesora, procuraba ponerme saltos en el fin de curso para ver si me motivaba. Y es que el salto está conectado con la alegría y ella lo sabía. Seguro que habéis visto como saltan los que ganan la lotería. Es imposible reprimirse las ganas de saltar cuando algo nos alegra el día o la vida.

Como yo era una niña triste, no podía despegarme del suelo. Así de simple. Así que no estaba ni en su mano, ni en la mía. Nunca me echó la bronca por ello. Ella seguía probando año tras año a ver cómo podía ayudarme y cada fin de curso, tocaban saltos.

Cuando fui más mayor, ella me enseñó mil cosas para sacar de mi salto el mayor rendimiento. Y cambié tanto que incluso mis compañeros me decían que tenía suerte porque tenía facilidad para el salto. ¡JA,,JA,JA,JA!. Nada más lejos. Pero me enseñaron a potenciarlo cuando estaba preparada para aprender. A la forma de entender la enseñanza de Susan Burnett le debo  la filosofía del Estudio Lorna Gil.

¿Que es la paciencia?

La paciencia tiene mucho que ver con las expectativas. Si un ginecólogo tiene la expectativa de que un embarazo dura 9 meses, no necesitará paciencia para acompañar a la futura mamá en su proceso. Simplemente se preparará para cada parte del proceso. ¿Te imaginas la situación inversa? ¡Oye es que todavía no has hecho un bebé completo y llevas ya 5 meses de embarazo…! ¡Pensaríamos que es un loco!

Las clases de ballet son como hacer un bizcocho

Un cocinero sabe que el horneado de un bizcocho dura 1 hora, a una temperatura correcta y ese tiempo lo usa para hacer otras cosas mientras disfruta del olor despide el bizcocho que está en el horno.

Si tienes unas expectativas realistas, no necesitas paciencia. Y yo como profesora me encuentro en esa situación, no estoy teniendo paciencia, estoy acompañando en el proceso.

Además sé que si saco del horno antes de tiempo ese bizcocho…El resultado será más que malo. Igualmente si  acepto y conozco el tiempo adecuado, el resultado es maravilloso CON LOS MISMOS INGREDIENTES.

De la misma manera, un bizcocho con unos ingredientes lleva un tiempo distinto que con otros. No necesito paciencia si no consciencia de lo que estoy cocinando. Luego tendré una variedad de bizcochos que será la envidia de todas las pastelerías. (Mmmm se me está abriendo el apetito).

«No tengo paciencia». Sólo experiencia de que las cosas bien hechas llevan su tiempo y que cada uno tiene su singularidad. Y desde luego tengo el completo convencimiento de que si algo no sale, es responsabilidad del cocinero, no del bizcocho.

Ahora si, os pido paciencia con el cocinero que está aprendiendo cada día con cada bizcocho. A veces necesito tiempo para descubrir qué puede estar pasando y para probar otra forma de abordar el cambio.

¡Gracias por vuestra paciencia!

 

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