Vivimos en la sociedad de la velocidad, de lo inmediato. ¡Las cosas tienen que estar para ayer! Eso produce mucha frustración y pierdas la confianza en tí y en tu cuerpo. Todo lo bueno y que merece la pena necesita compromiso y paciencia. Y más si se trata de cuidar tu cuerpo, quieres tener tiempo para mimarte y disfrutar. En la educación corporal, regalarte paciencia es una gran virtud. Si te das la oportunidad te llevará muy lejos.
Han pasado suficientes años para ver que esta filosofía del stress no funciona y han salido tendencias para devolvernos la calidad del ritmo natural, como el movimiento Slowfood.
Aunque comparto la idea de que si aciertas en la verdadera solución a tus problemas, los resultados son más rápidos y por ello tenemos un Método propio que son suma de otras técnicas de éxito. También es cierto que nada es inmediato. Todo lleva su tiempo.
Tanto en Ballet como en Pilates, nuestra atención está divida en muchas tareas. No es algo mecánico como caminar, subir bajar escaleras, levantarse sentarse de la silla…Digamos que es más parecido al trabajo de un ingeniero que de un mecánico.
¿Eres de los que tiran la toalla antes de empezar?
En Pilates tan sólo respirar ya es todo un evento, porque hay que hacerlo en el momento y con los músculos adecuados. En este tipo de gimnasia no suelen haber más de dos movimientos para que al moverse no se desajuste el resto del cuerpo. Es decir, que se creen compensaciones y nuestro cuerpo se acomode.
La idea es conducir el movimiento por el lugar que quiero, a pesar de la resistencias y rigideces de nuestro cuerpo. El movimiento tiene que tener un tempo, es decir, que el movimiento sea fluido y no haya golpes, es toda una ciencia que hay que seguir al pie de la letra. Hacerlo te llevará directo a sus conocidos beneficios.
¿Sabes lo que pasa cuando confías en tí y en tu cuerpo?
En ballet y el ballet para adultos todavía hay más cosas que coordinar. Muchas veces veo que tras dos o tres repeticiones muchos tiran la toalla y piensan para sus adentros «Yo no puedo», «Esto no se me da» » Soy torpe» etc…
Y a mí me gustar decirles: Repite diez veces antes de darte por vencido. Y la cara es de más sorpresa todavía. ¡Diez veces! ¡Qué barbaridad! Eso es un montón…¡Ni que fuera una máquina!
A lo que yo respondo: Pero ¡Si es un chollo! ¡Es la oferta del mes! Sólo diez veces para que puedas comprobar que hay un avance. Que se produce un cambio. ¡Eso es un REGALO! ¡Hazte ese Regalo!
¿Sabes cuántas veces intenta levantarse un niño para caminar de media hasta que lo consigue? ¡De 2.000 a 3.000 veces! Si de pequeño pudiste ser tan perseverante seguramente es porque tenías la certeza de tú podías caminar. Tus padres tenían la certeza de que tu podías caminar.
Para adquirir una habilidad nueva hay que tener la certeza de que tú puedes aprender esa habilidad.
Intentar algo nuevo, no borra nada de lo que ya sabes.
Porque aunque fueras de las personas que son «negadas» hasta estas personas pueden aprender y mejorar. Y con práctica pueden cantar fuera de la ducha y disfrutar de conducir su chorro de voz por la garganta con cierta armonía cuando reciben el conocimiento y practican.
¡Date una oportunidad! O mejor dicho date de 2.000 a 3.000 oportunidades antes de tirar la toalla, ¡seguro que con muchas menos lo consigues!
Hazte el REGALO de probar. Aunque no lo consiguieras, no perderás las habilidades que ya tienes: caminar, patinar, correr, ir en bici, nadar. Intentar algo nuevo, no borra nada de lo que ya sabes. Quizás amplias tu formas de moverte. Y las buenas noticias son que una vez aprendido queda ahí para siempre.
Por eso decimos: eso es como ir en bicicleta ¡Nunca se olvida!
Ten la certeza de que puedes y podrás. ¡Date la oportunidad! Y recupera tu autoestima.