Una de las metas que tenemos en el Estudio Lorna Gil con el ballet para adultos, es darles a nuestro alumnos la oportunidad de tener una infancia feliz. Creemos firmemente que el ballet no es sólo para niños. Todos tenemos derecho a aprenderlo y practicarlo a cualquier edad.
¿Que tipo de madre/padre tienes dentro de ti?
En las escuelas de ballet encontramos muchos niñ@s que van a clases de ballet sin que siquiera saber qué es la danza clásica. En general a sus madres sí les gusta el ballet. Algunas de ellas que no tuvieron su oportunidad de niñas de ir a clase de ballet. Quizás por motivos económicos o porque el ballet competía en tiempo con otras actividades más «útiles».
Así es para muchos de nuestros alumnos, quienes nos comentan lo feliz que les ha hecho empezar a bailar después de tanto soñarlo. Otros nos cuentan, cómo se sintieron cuando lo dejaron (con dolor, por estudios, presiones de la familia…). Para ellos, ahora el reencuentro es aún mejor. Estos adultos están disfrutando y dándole al ballet un espacio en su vida.
Seguro que todos tenemos una historia parecida de algo que anhelamos y que no tuvimos: una bicicleta, unas vacaciones, un sobresaliente, una mascota, etc. El día que lo conseguimos alguien dentro de nosotros nos lo agradeció. Aunque a veces no podamos incluir esta pasión en nuestra vida para siempre. Pero al menos habremos disfrutado un tiempo y lo habremos vivido lo que tanto anhelábamos. Y lo mejor, no le impondremos ese sueño a nuestros pequeños.
Haz tus sueños de infancia realidad, apúntate a ballet para adultos.
Por eso en el Estudio Lorna Gil creemos que es necesario dar esa oportunidad a los adultos y/o futuros padres. Es sano para ellos y para sus descendientes, que ya no tendrán la pesada carga de hacer los sueños de sus padres realidad.
Si te gusta el ballet, deja las excusas. El ballet no es sólo para niños. Descubre por ti mism@ cómo son las clases de ballet. Al menos dos personitas te lo agradecerán. Una la llevas dentro desde que naciste y la otra también la llevaste o la llevarás.
Nunca es tarde para tener una infancia feliz.